La historia de Longchamp
Una historia familiar desde 1948
La historia se remonta a 1948, cuando Jean Cassegrain reveló su original visión de la elegancia francesa y reinventó los códigos del lujo moderno con la marca Longchamp. Tras haber nacido como una fábrica de pipas revestidas de piel y haber extendido su savoir-faire a la confección de accesorios de viaje, bolsos de mano, prêt-à-porter y zapatos, la Maison Longchamp está presente en el mundo entero.
Longchamp según Philippe Cassegrain
Para Philippe Cassegrain, la Maison Longchamp representa más que una empresa, es una aventura familiar. Nació en 1937 y tenía once años cuando su padre la fundó, en 1948. Ahora que la marca se dispone a celebrar sus 70 años, el hijo mayor del fundador evoca sus recuerdos de la primera década de la Maison, momentos decisivos para esos impulsos vitales que forman la esencia de Longchamp. ""En esa época, no íbamos a la escuela los jueves y nos dedicábamos, por ejemplo, a fabricar estuches para cigarros o para pasaportes. Yo tenía una máquina para dorar con la que estampaba la marca Longchamp con hojas de oro".
El impulso de París en 1948
El 1 de febrero de 1948, Jean Cassegrain colocó la piedra fundamental de la marroquinería francesa al crear Longchamp. Situada en el corazón de París, la Maison gozaba de una ubicación ideal: "Estaba en el Boulevard Poissonnière, en el segundo distrito. En la planta baja del edificio, estaba el estanco. ¡Era el lugar ideal en aquella época! Era una zona muy comercial. Además, era un bonito trayecto, de la Place de la République hasta la Madeleine. Los Campos Elíseos casi no existían...", cuenta Philippe Cassegrain.
Expansión y modernidad
Desde su inauguración, la Maison definió su estilo: con la creación de una pipa revestida de piel, Jean Cassegrain comenzó a forjar la reputación de Longchamp y se orientó tanto a la clientela internacional que paseaba por los Grands Boulevards como a los parisinos que frecuentaban los teatros de la capital. Lanzada con la fuerza característica de esa época, el éxito de Longchamp puede resumirse en cuatro palabras: creación, calidad, trabajo y servicio.
La Feria de París
Jean Cassegrain seleccionó las pieles de cocodrilo y de lagarto, y se rodeó de los mejores artesanos para crear una colección que hizo historia. La presentación tuvo lugar por primera vez el 1 de mayo de 1948 en la Feria de París, cita ineludible de las innovaciones, donde las casas de lujo reaparecieron tras la guerra. Philippe lo recuerda: "Mi padre recibió en su estand a clientes de todo el mundo, deseosos de descubrir las últimas novedades, las modas más recientes. Es necesario entender el contexto: ese año, se habían presentado los primeros aparatos de televisión… ¡y funcionaban! ¡Fue toda una revolución!".
La inspiración de un logotipo
En el trayecto que recorría a diario entre su domicilio y el centro de París, Jean Cassegrain se deleitaba observando uno de los últimos molinos de la capital, situado al fondo del hipódromo de Longchamp. Así, comenzó a jugar con su apellido, con reminiscencias de molino (cass-grain quiere decir, literalmente, 'romper el grano'), y lo asoció al universo guarnicionero, al que dedicó sus colecciones. Impulsado por esta inspiración, Jean Cassegrain encargó al dibujante Turenne Chevallereau el logotipo del que la Maison no se separaría nunca: un caballo al galope, símbolo de elegancia y de movimiento, creado por el diseñador e inspirado por el fundador de la Maison.
Viajes y descubrimientos
Jean Cassegrain no solo generó el primer impulso, también le dio continuidad: decidió enriquecer a su hijo mayor con una cultura internacional y lo envió a descubrir otros continentes. A los dieciséis años, el joven Philippe se embarcó en un buque de la Union Castle Line, que partía hacia África. Al año siguiente, en 1954, con diecisiete años, Philippe viajó por primera vez a Hong Kong. Al descubrimiento de África y de Asia, siguió el de América del Norte; hacia allí viajaría tres años seguidos para sentar las bases de la expansión de la Maison.
El despegue en Orly
En la década de los cincuenta, se produjo un cambio importante en la terminal aérea Orly Sud. Este aeropuerto no solo atraía a los viajeros, sino también a los turistas que se acercaban a ver los despegues desde sus terrazas abiertas y esperaban encontrar allí a Audrey Hepburn, Greta Garbo, Romy Schneider e, incluso, a Ray Charles, que había escogido ese lugar para dar sus entrevistas parisinas. Philippe Cassegrain explica: "Muy pronto, mi padre instaló en Orly un estand de la marca Longchamp, dedicado a la venta de maletas. Yo me encargué de abrir esa primera tienda, fue toda una aventura. Desde las siete de la mañana, vendía muchas maletas; por la tarde, estaba en la oficina".
Longchamp, una saga familiar
Hablar de Longchamp es escribir una historia familiar: la de la familia Cassegrain, que ha heredado la pasión por el cuero y la creatividad sin límites del fundador de la Maison, Jean Cassegrain. La Maison está hoy en manos de la tercera generación Cassegrain: Jean, el hijo mayor, es el director general y su hermana, Sophie Delafontaine, la directora creativa; mientras que su hermano Olivier se ocupa del desarrollo comercial de las tiendas en Estados Unidos.
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